TODOS los días millones de personas se quejan de acedías o indigestión con acidez. En los Estados Unidos, las personas que padecen del estómago pagan aproximadamente 100 millones de dólares cada año tan solo por antiácidos y alcalizantes. ¿Le da problemas a veces su estómago? ¿Qué hace usted cuando su estómago se subleva? ¿Recurre usted a una píldora para aliviarse aprisa, o trata de buscar la causa?
Nuestro estómago es un órgano sumamente confiable y agradable si lo tratamos bien. Rara vez nos será un problema serio si llevamos una vida feliz y pacífica. Pero nos puede causar dificultad seria si estamos emocionalmente trastornados y tensos; entonces puede convertirse en un perturbador inclinado a la acidez.
Un estómago sano es un órgano excepcionalmente resistente. Dentro de él hay un ácido tan poderoso que una gota le ampollaría la mano a uno. También hay en él sustancias protectoras tan eficaces que muy pocas cosas pueden pasar a través de las paredes estomacales, ni siquiera el ácido. Pero las emociones como el temor, la inquietud, la cólera o la tensión constante pueden perturbar el sistema digestivo de uno. Estas emociones pueden producir una secreción excesiva de jugos estomacales aunque no haya ningún alimento en el estómago. Esto puede irritar mucho el estómago y la parte del intestino delgado que se llama duodeno, situada directamente debajo de la válvula de salida del estómago. Si esta condición empeora debido a que se coma apresuradamente alimento no refinado o se coman alimentos cargados de especias o alimentos sumamente picantes o debido a fumar y tomar en exceso bebidas que contengan alcohol o cafeína, se puede desarrollar, no solo una condición sumamente ácida, sino úlceras.
Pero no todo el malestar estomacal es emocional. Un virus o bacteria puede hacer que el estómago expulse su contenido. Cuando un virus de la gripe entra en la pared intestinal, pueden producirse diarreas y vómitos. El cuerpo automáticamente trata de desechar la materia infectada.
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